miércoles, 28 de julio de 2010

Mi primer alfiler

Martes caluroso de finales de julio. Dos de la madrugada. Muchas cosas en las que pensar y pocas ganas de dormir hacen que vayan apareciendo en mi cabeza reflexiones, buscando un ápice de luz para poder atravesar la materia gris que las envuelve y las hace girar como si se encontrasen dentro del tambor de una vieja lavadora, abandonada a la suerte, conectada a un pequeño cable eléctrico ya roído por animales carroñeros y otros entes de la gran urbe cosmopolita en la que se encuentra.


Malos tiempos para la lírica crear un blog. O quizás buenos. Ya lo dijo aquel gran filósofo: todo depende del color del cristal de las gafas con que se mire. ¡Y qué razón! Qué distinta es la percepción de la realidad dependiendo de la butaca que ocupemos en este gran teatro que es la vida.

A veces, cuando baja el telón es cuando empezamos a pensar de verdad. Ya sea sobre quién nos gustaría ser o con quién nos gustaría estar.

El primer alfiler está colocado. Faltan muchos más hasta llegar a la conclusión del difícil arreglo de un antiguo traje roto. Y es que no se puede poner remiendo de paño nuevo en un traje viejo.

1 comentario:

  1. me encanta el texto, vuelvo a leerte y me encanta como escribes o expresas las cosass, asikeee felicidadessssssssssssssss

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